miércoles, 1 de julio de 2020

En qué consiste la psicoterapia infanto juvenil



Después de más de 17 años como psicóloga infantil, tratamos muchas veces con padres que traen a su hijo a consulta, pero con dudas respecto a “qué es esto de la psicología”.  Entiendo sus dudas, ya que por desgracia la psicología es una ciencia poco conocida aún en nuestro país. 


Y me gustaría insistir en esto, la psicología es una CIENCIA y como tal, los profesionales que la ejercemos estamos capacitados para tratar con la mente de las personas, del mismo modo que un fisioterapeuta está lo está para tratar la musculatura de un paciente o un oftalmólogo sus ojos.

 

¿En qué podemos ayudaros?

Los problemas psicológicos más frecuentes a la infancia y adolescencia son:

             Trastornos del estado de ánimo: ansiedad, depresión, irritabilidad…

             Trastornos del aprendizaje: TDAH, retraso en el aprendizaje, dislexia, discalculia...

             Procesos de duelo y pérdida: divorcio de los padres, muerto de un familiar o amigo...

             Trastornos del espectro autista.

             Enuresis y encopresis (incontinencia urinaria y anal respectivamente).

             Fobia escolar, fobia social, otras fobias...

             Problemas de relaciones sociales: retraimiento, aislamiento, evitación, bullying...

             Trastornos de la conducta alimentaria.

Por otro lado, orientamos y asesoramos a familias a qué puedan encontrar sus recursos para reconducir las situaciones que se los generan malestar emocional.


¿Cómo saber cuál es el problema cuando el paciente es un niño?

En primer lugar, hay que realizar una evaluación completa para conocer cuál es el diagnóstico y ante qué problema nos encontramos. Por eso, lo primero es realizar una entrevista con los padres y, a continuación, varias sesiones de evaluación con el niño (suelen oscilar entre 3 y 6 dependiente del caso). En estas sesiones de diagnóstico, solemos centrarnos en dos ejes fundamentales:

1.           La inteligencia y el rendimiento académico

Evaluar la parte cognitiva del niño es básico, puesto que nos aportará mucha información sobre cómo procesa el niño la información que recibe. Por otro lado, los resultados de las pruebas de inteligencia también nos aportarán una información muy importante: cuál es el potencial intelectual del niño y si su rendimiento académico está a la altura o no de este potencial. Por ejemplo, es muy sorprendente cuando nos llega un niño que está suspendiendo entre 5-6 asignaturas por trimestre y, después de la realización de estas pruebas, nos encontramos que presenta un cociente intelectual muy alto en relación a su bajo rendimiento. Lógicamente, también nos encontramos casos en la inversa, cuando comprobamos gracias a estas pruebas que el niño no rinde en la escuela porque presenta un retraso en el aprendizaje o un problema asociado al aprendizaje, como puede ser un TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad).


2.           El estado de ánimo actual y su personalidad

Por otro lado, hace falta que evaluamos como se encuentra el niño emocionalmente:  qué le angustia, por qué está triste, por qué está enfadado, por qué pega o reta el profesor...  En este terreno, las herramientas con que contamos son muy amplias: desde cuestionarios (que nos ofrecen unos resultados objetivos) al juego y el dibujo, así como la entrevista y el diálogo.

Una vez finalizada la evaluación, de nuevo realizamos una entrevista con los padres donde pondremos sobre la mesa cuál es el problema y cuál el tratamiento más adecuado. No siempre la vía es la terapia psicológica del niño, puesto que muchas veces el niño solo está manifestando un problema familiar o simplemente está bien y los que están angustiados son los padres. En cualquier caso, en este momento asesoramos a los padres sobre la mejor alternativa para resolver el motivo de consulta.

 

¿En qué consiste la psicoterapia infantil?

La terapia infantil consistirá en resolver los conflictos que presenta el niño básicamente a través del dibujo, el juego, el diálogo y lo que todavía es más importante, la relación interpersonal entre el psicólogo y el niño. Cuando un niño viene a terapia necesita sentirse entendido, aceptado, no juzgado, escuchado... y todo esto solo lo podemos transmitir al niño si construimos un vínculo de confianza y seguridad en la relación con él. Querría, no obstante, matizar que aceptar el niño no quiere decir tolerar todo lo que haga. Por eso, una parte importante de la terapia consistirá al marcar unos límites y uno entorno de protección que reforzará la seguridad del niño.

Respecto al juego y el dibujo, éstas son dos herramientas de evaluación y de tratamiento muy importantes en la terapia psicológica (sobre todo en niños pequeños, pero también en adolescentes). Los niños no siempre podrán expresar con la palabra qué les pasa, pero siempre podrán hacerlo a través del juego y el dibujo. Estas dos herramientas nos darán una información importantísima sobre cómo se ve el niño, cómo se relaciona con los otros y cómo vive su dinámica familiar.

Así mismo y en nuestro caso, siempre explicamos a los padres que la psicoterapia infantil es un equipo: los padres, el niño, el psicólogo y la escuela. Es importante tener reuniones con los padres y con la escuela para marcar una línea de trabajo conjunta. De esta forma la terapia nos dará unos resultados más rápidos y eficientes.

Pero la psicoterapia infantil consiste en muchas más cosas, un psicólogo infantil, aparte de tener la carrera universitaria y formación específica en psicopatología infantil, tendrá que conocer quién son La Patrulla Canina, las LOL, que hacen Frozen y Spiderman, qué es Fortnite y por qué tantos niños hablan de este videojuego, etc. Y cuando el paciente es adolescente tenemos que conocer bien cómo funciona Instagram, que significa ser popular, por qué impactan tanto los youtubers o influencers, etc.

¿Y esto por qué? Porque este es el mundo que el niño o joven nos llevará a consulta. El juego es una cosa muy seria para un niño y las relaciones sociales son básicas en la adolescencia. El psicólogo tiene que mostrar al niño o joven un total respeto por sus cosas, del mismo modo que se lo mostraríamos a un adulto cuando nos habla de sus problemas.


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