La semana
pasada os explicamos brevemente en qué consistía la Pedagogía Montessori. Hoy
nos gustaría hablaros sobre la Pedagogía Waldorf, ya que comparten muchos
valores y la filosofía que hay detrás de respeto absoluto al niño y su propio ritmo.
Definición y orígenes de la pedagogía Waldorf
Como en el caso de Montessori, la Pedagogía Waldorf tampoco es una moda. Proviene de la investigación de Rudolf Steiner (1861-1925), filósofo austríaco, quien desarrolló una pedagogía pionera basada en el desarrollo apropiado a cada edad.
Es
decir, se trata de una pedagogía que busca educar al niño desde una visión
global y holística, teniendo en cuenta todas sus potencialidades, su motivación
e intereses y respetando su ritmo y etapas evolutivas.
En la
actualidad es el movimiento escolar privado más grande del mundo. Es otra de las muchas alternativas a la
enseñanza tradicional, pero en cualquier caso, lo importante es que el sistema
educativo vaya introduciendo progresivamente todas las metodologías que está
demostrado que se adaptan al niño y no al revés.
Etapas
educativas en la Pedagogía Waldorf
- Primera Etapa, Jardín de Infancia (de 0 a 7 años): se centra en el desarrollo de la psicomotricidad, la habilidad visoespacial y conocimiento del entorno físico que les rodea. En esta etapa, los niños son experimentadores por excelencia y tienen muy buena capacidad de imitación. Debemos ayudarles a desarrollar su voluntad y motivación y esto lo conseguiremos desde el movimiento libre, el juego y la imitación.
- Segunda Etapa, edad escolar (de 7 a 14 años): se centra en la creatividad y la imaginación. Materias como las matemáticas o los idiomas se imparten a través de juegos y dinámicas. En esta etapa, el infante aprende cómo funciona el mundo y lo aprenderá mejor si los contenidos se le presentan de forma creativa e imaginativa.
- Tercera Etapa, edad joven y adulta (de 14 a 21 años): se trata de ayudar a asentar los cimientos de su personalidad y su espíritu crítico. En esta etapa, la tarea fundamental es motivar a los alumnos para que emitan juicios de valor y pensamiento crítico sobre el mundo que los rodea.
Cómo practicar Waldorf en casa
- Ofrecer materiales naturales: ofrecer a los niños la posibilidad de experimentar con materiales artísticos naturales, no tóxicos y sencillos o materiales reciclados. Esto promueve sin duda imaginación y creatividad.
- Juguetes: “Cuánto menos haga el juguete, más hará la mente del niño”. En general, desde esta pedagogía se evita al máximo los juguetes hiperestimulantes con mucho sonido o mil cosas por hacer. Cuanto menos haga el juguete, más desarrollará el niño su imaginación y creatividad. Uno de los juguetes por excelencia, es el Arcoiris Waldorf. En otro post, os hablaré de sus principales beneficios y por qué es el “mejor juguete del mundo”.
- Cuentos: es muy beneficioso para los niños a cualquier edad. Lo importante es elegirlos según su edad. También es importante contar cuentos orales, sin el apoyo de imágenes para fomentar su imaginación. Y también es importante inventarnos historias: descubriremos nuestra capacidad innata de crear historias y nuestros hijos se nutrirán de nuestras raíces.
- Buscar alternativas al uso de la tecnología: en otro post ya hablamos de los estudios sobre el uso inadecuado de la tecnología en los más pequeños. La idea es ofrecerles alternativas más reales, alejadas de lo virtual.
- Compartir actividades domésticas: realizar actividades de la vida práctica con los niños es una actividad en familia esencial, ya que los niños realizan cosas con un propósito familiar, se sienten útiles y partícipes y aprenden muchísimo. Haciendo una pizza casera o ayudando a poner el lavavajillas aprenderán muchísimo.
- Crear y celebrar las tradiciones familiares: no importa si son celebraciones ligadas a una religión o cultura o las creamos nosotros mismos. Las celebraciones, generalmente van ligadas a los ciclos estacionales o de la naturaleza. Es otro modo de crear aprendizaje multisensorial, ofrecer valores, vivencias y fomentar el valor de la familia.
- Rutinas: las rutinas ayudarán al niño a sentirse mucho más seguro emocionalmente.
- Respetar el descanso y el juego: es esencial que el niño no esté lleno de horarios lectivos y actividades extraescolares. El juego libre, estar en familia o incluso estar en soledad y aburrirse, es necesario para su desarrollo.
- Respetar su ritmo evolutivo: sin comparaciones, sin presiones… respetando siempre la etapa evolutiva en la que se encuentran. Aunque aquí estamos algo lejos aún, en Finlandia lo aplican en la escuela, donde empiezan a leer a los siete años.
- Salir a la naturaleza: les permitirá el contacto con los elementos naturales, el descubrimiento progresivo de la naturaleza y movimiento físico, vital para su salud.
- Autocuidado: teniendo en cuenta que los niños aprenden principalmente por imitación, ¿qué imagen de nosotros queremos mostrarles? Ofrecerles una presencia de calidad no debería ser un lujo, es una necesidad. A veces la utopía de la conciliación familiar lo impide, por eso es importante cuidarnos como adultos, para darles lo mejor de nosotros mismos. Tener espacio para desestresarme y cuidarme, es enseñarles a ellos también a que el autocuidado es un valor esencial.
"Nuestro máximo esfuerzo ha de ser desarrollar seres humanos libres, capaces de otorgar un propósito y un objetivo a sus vidas por sí mismos" – Rudolf Steiner
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