jueves, 18 de junio de 2020

La ansiedad. El miedo en el cuerpo


Qué es la ansiedad

La ansiedad es una reacción humana natural, ya que tiene una función de supervivencia: es una señal de alarma cuando percibimos un peligro o amenaza.

Ante situaciones desconocidas o que nos suponen un reto es normal sentir cierta ansiedad. De hecho, ese “poco de ansiedad” nos permite estar más concentrados, puede ayudarnos a hacerlo lo mejor posible en situaciones que requieren dar lo mejor de nosotros.

 


Cuándo se convierte en un problema

La ansiedad se convierte en malestar cuando respondemos de forma intensa ante estímulos que no suponen un peligro real o cuando estamos enfrentados a un cúmulo de situaciones estresantes a lo largo del día (trabajo excesivo, no tener tiempo, preocupaciones económicas, laborales o familiares….).

Cuando la ansiedad que es demasiado fuerte puede hacer que nos sintamos confusos, cohibidos e incluso paralizados o incapaces de saber qué hacer. El temor agudiza los sentidos, pero la ansiedad los paraliza.

Los trastornos de ansiedad se encuentran entre los problemas de salud más comunes en nuestra sociedad. De hecho, es de las consultas más frecuentes que se realizan en atención primaria.

Aunque los trastornos de ansiedad sean muy comunes, las personas que los sufren pueden llegar a sentirse incomprendidas o muy solas.

 

Algunos síntomas fisiológicos de la ansiedad.


  • Taquicardias o palpitaciones
  • Sentir una fuerte presión en el pecho.
  • Falta de aire.
  • Fatiga y cansancio.
  • Molestias digestivas.
  • Sensación de nudo en el estómago.
  • Sensación de mareo e incluso inestabilidad.
  • Sudoración.
  • Tensión y rigidez muscular
  • Dolor de cabeza o de cuello.

 

Algunos síntomas psicológicos de la ansiedad

  • Temor constante por el futuro respecto a la familia, al dinero, al trabajo, o a la enfermedad.
  • Pensamientos catastrofistas,
  • Sensación de agobio y de inquietud, de amenaza o peligro constante.
  • Miedo a perder el control e incluso temor a volverse loco.
  • Incertidumbre.
  • Dificultad para tomar decisiones.
  • Dificultad para concentrarse o dejar la mente en blanco.
  • Pensamiento acelerado
  • Pensamientos obsesivos: aunque nos esforcemos en pensar en otra cosa, vuelven a aparecer.

 

¿Qué podemos hacer si sufrimos ansiedad?

  • Hablar con alguien de confianza, compartir estos sentimientos. Como dice Boris Cyrulnik  El no-compartir emociones instala en el alma del herido una zona silenciosa que habla sin cesar, como un altavoz que murmura en el fondo de sí un relato inconfesable”.
  • Hacer ejercicio de manera regular. Está demostrado que el ejercicio genera endorfinas, sustancias químicas que nos ayudan a regular el estado de médico.
  • Acudir a una revisión médica para descartar que no hay ningún problema físico que pueda estar causando los síntomas.
  • Un buena higiene de sueño  y una alimentación saludable.
  • Pasear al aire libre, leer, dedicar un tiempo para ti.
  • Buscar ayuda psicoterapéutica.

 

Cómo nos puede ayudar la psicoterapia

La ansiedad aparece en nuestra vida por diversos factores. Pero al final, nos da una lección: El cuerpo saca fuera, lo que no puede tener dentro.

Los síntomas ansiosos, de hecho, son intentos de tapar lo que nos falta. La ansiedad, si nos enfrentamos a ella, si la miramos de frente, si somos valientes… nos está mostrando que hay algo en nuestra vida que nos tendremos que replantear o incluso cambiar. Reflexionar sobre nuestra propia vida será necesario para detectar qué nos está pasando y de qué nos está avisando.

A mí me gusta poner el ejemplo de un iceberg: si únicamente tratamos los síntomas es como si estuviéramos tratando la punta del iceberg, pero la causa (y por tanto el verdadero problema) todavía continúa en el fondo.
Hay ocasiones en que la persona entra en un ciclo de ansiedad muy intenso y la medicación es necesaria para poder cortar este ciclo y recuperar su equilibrio. Pero al margen de esto, es importantísimo que la persona trate el verdadero problema de fondo que está causando esta angustia. Si no es así, en muchos casos la medicación actúa solo como un “parche” y cuando el paciente la deja vuelven a aparecer los síntomas.

Como decía, existen diferentes trastornos de ansiedad e incluso muchos de ellos derivan en crisis de angustia o ataques de pánico. Pero no es necesario llegar a estos extremos para consultar con un psicólogo. La ansiedad es una de las peores sensaciones con las que convive una persona y pedir ayuda no es de débiles, es una señal de sensatez, valentía y autocuidado.

 

 

 


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