Hay tantos tipos de confinamiento
como tipos de personas y situaciones familiares.
⇛ Hay parejas de jóvenes
teletrabajando y dedicando el tiempo libre a ocio en casa: deporte, ver series,
juegos de mesa… Quizá lo lleven mejor, pero en realidad no lo sabemos.
⇛ Hay padres teletrabajando en casa
con hijos pequeños y se les hace tarea casi imposible. Estos suelen acabar el
día agotados y exhaustos, sin un segundo para ellos mismos. Cuando leen cientos
de mensajes de que aproveches para hacer deporte, leer, etc. alucinarán. Acaban
el día agotadísimos intentando hacer malabares para trabajar y cuidar de los
peques que estos días (debido a la situación) suelen estar mucho más
demandantes. El estrés laboral y familiar puede ser mayor que trabajando en la
empresa.
⇛ Hay quien vive en una casa con
jardín (algunos inmensos, otros pequeños), con terraza, con balcones… y hay
quien vive en un bajo con ventanas y rejas. A estos últimos, el estrés del
confinamiento puede ser peor por la falta de aire libre y la falta de sol.
⇛ Hay padres separados con hijos,
quienes han decidido por el bien de éstos, que sus hijos estén con uno sólo de
los progenitores y se están echando mucho de menos. Al estrés de la situación,
se le añade el estrés por no poder verse.
⇛ Hay quien tiene que salir a
trabajar poniéndose en riesgo y quizá hacer horas extras… estos días hablaba con
una cajera de supermercado que me confesaba que tenía que tomar ansiolíticos
para poder salir de casa y soportar el día de trabajo. Al estrés de las horas
de confinamiento se le añade esta presión tan brutal.
⇛ Hay sanitarios, muchos sanitarios
que están sufriendo mucho. Que al llegar a casa no pueden conciliar el sueño.
Que viven con el miedo constante de volver contagiados. Que acaban el día con
ampollas en los pies por trabajar tantas horas con los equipos de protección. Y
hay quien no tiene equipos de protección. Para ellos estoy convencida que el
confinamiento debe ser lo de menos. El miedo, la presión y la situación tan
dura que están viviendo es posible que les esté creando ya problemas
emocionales importantes.
⇛ Hay quienes están a gusto en
familia y lo están disfrutando… hay quienes tenían una problemática de pareja o
familiar previa tan grande que el confinamiento está siendo una verdadera
cárcel. Y no quiero olvidarme de aquellas mujeres que están sufriendo violencia
de género. Confinadas cada día sin poder salir ambos puede ser una bomba de
relojería. El otro día una mujer me confesaba que no sabía cómo realizar una
sesión por teléfono o Skype si tenía allí a su pareja todo el día, quien no
sabía que asistía a terapia.
⇛ Hay quienes ya en el segundo día
de confinamiento sufrió un ERTE, un despido… al estrés del confinamiento se le
añade el estrés económico.
⇛ Hay quien sigue saliendo a
comprar el pan cada día, hay quienes deciden cumplir el confinamiento a raja
tabla (aunque eso signifique no comer pan o adaptarse con la compra que hizo
antes del confinamiento). El nivel de autoexigencia de cada uno también es
distinto.
⇛ Y no nos olvidemos de los niños,
quienes también sufren el estrés. Si bien tienen una capacidad de adaptación
mucho mayor que la nuestra, también lo están sufriendo (PERO ESTO LO DEJAMOS
PARA OTRO POST).
En cualquier caso, el mensaje es
claro. No hay un único tipo de confinamiento. No nos dejemos confundir con ese
“mensaje único” que se extiende por las redes.
Es importante analizar cuál es
nuestra situación y qué nos está produciendo más estrés. En el siguiente post
hablaremos sobre la relación de esta situación con el trastorno por estrés o el
trastorno por estrés post-traumático.
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