El gobierno anunció ayer que los niños podrán salir “un rato al aire libre” a partir del próximo 27 de abril. Padres y madres, especialistas de Pediatría y otros colectivos de la Salud Infantil lo venían pidiendo hace semanas. Expertos de Psiquiatría y Psicología empezaban a alertar de posibles alteraciones en el desarrollo de nuestros pequeños. Por otro lado, las Naciones Unidas instó a todos los estados a partir del 8 de abril a que pudieran aplicar la salida de los niños.
En otro post anterior comentamos que los niños estaban llevando el confinamiento mejor que muchos adultos. Los motivos, a mi juicio, eran principalmente dos:
Los niños (especialmente los más pequeños) viven conectados al presente. No tienen la misma noción del tiempo que nosotros y, sobre todo, no anticipan situaciones que aún no han pasado. Esto es vital para no sufrir ansiedad y es algo en los que debemos trabajar muchos adultos para vivir en calma el día a día.
El segundo motivo era la presencia de los padres 24 horas al día. En muchos casos (sanitarios, trabajadores de supermercado, etc.) no era así. Pero en la gran mayoría de los hogares, los niños estaban en una situación nunca antes vivida: sus padres cuidando de ellos 24 horas al día. Sus padres son su refugio, su seguridad, su sostén… y eso parecía ser suficiente para verlos felices.
Ahora bien, aproximadamente a partir del mes muchas familias empezaron a constatar alteraciones importantes en los hábitos de los niños y regresiones importantes. Respecto a los hábitos, muchos niños empezaban a comer y dormían peor, etc. Y es que los estudios muestran evidencia de que a partir de 10 días de confinamiento se pueden alterar los patrones fisiológicos de cualquier persona.
Por otro lado, las regresiones. Esto empezaba a notarse en los más pequeños: niños que ya dormían solos y volvían a la cama de sus padres, que ya tenían controlados los esfínteres y volvían de nuevo a hacérselo encima, que ya jugaban solos y volvían a perseguir a los padres por toda la casa… Y esto por qué sucede. Los niños utilizan uno de los únicos recursos de que disponen en esta época para obtener consuelo, protección, seguridad: volver a una etapa anterior donde ellos saben que obtenían todo esto todo el tiempo.
Además de ello, no debemos olvidarnos de los niños que presentan algún trastorno del desarrollo o necesidades especiales: TEA, TDAH, etc. donde sabemos que las alteraciones pueden ser aún mayores. Por esto mismo, los niños con TEA han podido salir un ratito al día desde el prácticamente el inicio del confinamiento.
Por tanto, nos acercamos a una nueva fase donde los niños podrán disfrutar del aire libre, de la naturaleza en algunos casos, del sol, podrán correr y saltar con más libertad que en sus casas. Pero no podrán socializar ni jugar con otros niños, algo vital en le infancia. Por tanto, debemos explicar muy bien a los niños en qué consistirán estos paseos y el motivo por el cual no podemos jugar con otros adultos o niños, ni podrán ver aún a sus abuelos o primos. Y es que explicarles la verdad a los niños, por muy pequeños que sean, es lo que les hará confiar en nosotros y saber que TODO SALDRÁ BIEN.
Mucho ánimo a todos. No nos olvidemos de nuestra responsabilidad como adultos de hacer las cosas bien para evitar contagios.
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