miércoles, 15 de julio de 2020

¿El síndrome de la carga mental o el síndrome de la mujer agotada?

Definición

Afortunadamente, los roles familiares han cambiado mucho en los últimos años en el reparto de tareas del hogar y la crianza de los hijos. No obstante, todavía es la mujer quien en la mayoría de ocasiones, se encarga de la logística y planificación de todas estas tareas.

El concepto de “Carga mental” fue descrito por primera vez por la socióloga Susan Walzer, en 1996, en una investigación que concluía que las mujeres mantenían el entorno doméstico en el plano mental, emocional e intelectual. Es decir, se trata de un esfuerzo mental y constante que conlleva estar casi siempre en alerta de que las dinámicas de la casa y la familia funcionen bien: planificación, coordinación, toma de decisiones y supervisión. Y eso, como es lógico, es agotador.

 Cuando en consulta preguntamos a las parejas asuntos como:

- ¿Quién lleva en la cabeza las fechas de las reuniones escolares?

- ¿Quién tiene el control de cuándo hay que poner lavadoras?

- ¿Quién se encarga de hacer las maletas cuando os marcháis de vacaciones?

- ¿Quién organiza el menú de las cenas teniendo en cuenta qué hemos comido al mediodía?

¿Cuál creéis que es la respuesta casi siempre? Pues algo falla entonces.

Por tanto, ¿Es un problema de que las mujeres no delegan? ¿Es un problema de que los hombre no “ayudan”? ¡NO! Es un problema de que aún no existe una auténtica CORRESPONSABILIDAD en la mayoría de parejas, que significa una responsabilidad común a dos o más personas tanto en obligación como en compromiso.

Por otro lado, el modelo de familia “tradicional” sigue muy instaurado en nuestras creencias y es difícil de romper estos esquemas mentales tan arraigados en hombres y mujeres.

 

Algunos datos al respecto

El año pasado, la empresa Procter&Gambel realizó un estudio muy interesante en el que se concluyó que el 71% de ellas sufre carga mental y solo el 12 % de los hombres lo experimenta.

Otros datos interesantes:

  • El 84% de las mujeres confirma haber sentido estrés debido a las responsabilidades relativas al hogar.
  • Entre las cargas más habituales que ellas afrontan se encuentran: sentirse responsables del funcionamiento del hogar (87%), creer que tienen que dejar instrucciones cuando se van de casa (73%) o sentir que, aunque sus parejas colaboren, siempre les tienen que pedir que lo hagan (72%).
  • La carga mental se incrementa cuando las mujeres son madres. El 91% de las madres aseguran que, si no están ellas al tanto de las pequeñas cosas del día a día para que la casa funcione, nadie lo estará.
  • Solo un 12% de los hombres menciona ser la persona de referencia para las necesidades diarias de sus hijos y únicamente un 5% afirma estar pendiente de los festivales del colegio.
  • Otro dato curioso es que solo el 14% de los padres están en el chat del colegio, frente al 65% de las mamás.

 

Consecuencias de la carga mental

La carga mental, a la larga, va a hacer en un momento u otro que nos sintamos sobrecargadas, estresadas, que experimentemos ansiedad, insatisfacción, tristeza, mal humor, irritabilidad… También está detrás de muchas crisis de pareja e incluso separaciones.

Cuando aún no hay hijos en la familia, a veces se consigue “poner un parche” contratando a alguien unas horas a la semana para la limpieza. Pero con hijos es más complejo, ya que su crianza y educación no la podemos delegar tan fácilmente en un tercero.

 

Cómo poner solución

1. Identifica cuáles son tus mecanismos de defensa. Es decir, ¿cómo has podido aguantar y llegar hasta aquí?

Quitando horas de sueño, evadiéndote algún día a la semana o al mes (creyendo que esto es suficiente para cargar pilas), evitando afrontar el problema, resignándote… en cualquier caso, es importante darnos cuentas de que estas supuestas estrategias que hemos utilizado hasta hoy, no han funcionado sí no ha habido un cambio real. Por tanto, “si no haces nada diferente, no ocurrirá nada diferente”.

2. Revisa las creencias y dinámicas familiares. ¿Son tuyas realmente? ¿Contribuyen a tu bienestar? ¿Hay obligaciones que asumes sólo por el hecho de ser “mujer” o “madre”? Estas y otras cuestiones empezarán a darnos pistas sobre nuestro modelo para proyectarnos hacia el cambio.

3. Empieza por cambiar estas creencias e ideas. No tenemos por qué asumir estos roles estereotipados. Debemos identificar lo que realmente depende de nosotras y lo que no. Y a partir de ahí, empezar a equilibrar la balanza.

4.Comunicación asertiva. Tendremos que ser claras y firmes en expresar nuestras necesidades. Transforma las quejas en peticiones. Las quejas, para lo único que nos “sirven” es para desahogarnos, pero en realidad no cambian nada y crean mal ambiente familiar. Las peticiones deben ser claras y concisas.

5. Reflexión profunda en pareja. Es importante que nuestra pareja sepa cómo nos sentimos y nosotras también como se sienten ellos. Ya que a veces, frases del tipo “¡Déjalo!, ya lo hago yo, que acabo antes”, “Me voy, pero os he dejado la comida preparada”, “Para hacerlo así de mal, ya lo hago yo” ha podido fomentar que ellos se sientan incompetentes y sin espacio propio para hacer.

Otras veces, nuestra pareja puede no estar dispuesta a cambiar o tener un machismo arraigado de forma muy profunda. En este caso, la reflexión propia de qué relación de pareja y qué familia quiero es crucial.

6. Homogeneizar tiempos de descanso. A veces, más que el reparto de tareas, nos puede ayudar que cuando estamos implicados por ejemplo recogiendo la cena, lo hagamos todos a la vez, y luego, descansemos todos a la vez. Esto fomenta el modelo de igualdad y corresponsabilidad.

7.Responsabiliza y da autonomía a tus hijos desde pequeños. Que los niños se responsabilicen según sus edades es muy importante, ya que les estaremos educando en el modelo de la CORRESPONSABILIDAD e IGUALDAD y evitará que la carga mental recaiga sólo en los padres.

 

 

 


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